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El pasado de Asturias a través de sus oficios

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El pasado de Asturias a través de sus oficios

Viajar al pasado de Asturias puede hacerse, entre otras vías, a través de sus oficios. Los oficios de antaño, se entiende; escasos supervivientes que una Revolución Industrial que trajo consigo la casi desaparición del trabajo artesanal, y que convierte, a quienes aún lo mantienen vivo, en héroes a mis ojos.

Durante mi viaje al Occidente asturiano  tuve la oportunidad de conocer a alguno de estos héroes y heroínas. “Guardianes del Paraíso” los llaman allí, y muy acertadamente, porque Asturias es un verdadero paraíso natural y cultural. De tres de ellos ya os he hablado, hoy toca el turno a otros tres; un recorrido por la tradición de la mano de sus protagonistas.

Paisajes de Asturias, viaje

Y viendo paisajes como éste. No está mal, ¿verdad?

El Museo de la Cuchillería, en Pardiñas

Podría creerse que la cuchillería es cosa de hombres, pero Elvira enseguida me demuestra que no es así. Verla manejar el martillo y el soplete es suficiente para sentir verdadera admiración por un trabajo que domina a la perfección, si bien su labor principal en el taller es la decoración manual, quemada o labrada, de las navajas clásicas, con todo el proceso que ello conlleva.

Que hacer en Taramundi Asturias

En Taramundi, concejo al que pertenece Pardiñas, hay doce talleres de cuchillería tradicional. Éste es uno de ellos. Propiedad de Juan Carlos Quintana, artesano perteneciente a una de las familias precursoras de la cuchillería en la zona, en él solo trabajan tres personas: el propio Juan Carlos, Elvira y José Manuel Cerdeira; otro joven cuchillero que ha sabido recoger con maestría el testigo del pasado, prolongando la vida de un oficio cada vez menos rentable, y casi podríamos decir que solo valorado en los círculos más entendidos.

Sin estar dentro de ellos, no hace falta ser un docto en el asunto para apreciar la calidad de los cuchillos y navajas que salen de este taller, cada uno elaborado a mano empleando materiales como la plata, el azabache o el hueso. Si os ha picado el gusanillo y queréis tener uno de estos tesoros en casa, en su página web podéis encontrar una pequeña muestra; aunque siempre tendrá más valor si lo elegís y compráis personalmente como vuestro propio y especial souvenir de Taramundi. Un motivo más para viajar a esta zona de Asturias y descubrir sus pequeños secretos.

El Museo del Telar, en Taramundi

De museo en museo; en este caso, al Museo del Telar, ubicado en el corazón mismo de Taramundi. No por nada este concejo fue uno de los pioneros en lo que ahora conocemos como turismo rural.

Después de ver un trabajo como el de la cuchillería, el telar no me infunde tanto respeto… hasta que pruebo a hacerlo yo. Mi maestra es Susana Martínez Quintana, hija de Pilar Quintana: toda una institución en esto de trabajar la lana y el lino, hasta el punto de haber recibido la Medalla de Plata del Principado de Asturias por su trayectoria profesional.

Desde los once años lleva Pilar dándole al pedal; oficio que aprendió de su abuela y que a su vez ha enseñado a su hija, Susana,  que es quien ahora me cuenta todos los entresijos de este arte en el que solo para colocar la urdimbre, desde que se empieza a preparar el urdidor hasta que el telar está listo para trabajar en él, se necesitan de dos a tres días completos.

Pilar Quintana Taramundi Asturias

Así se entiende el precio de cada colcha, de cada alfombra; cada pieza vale su tamaño y diseño en oro. Susana sonríe lacónicamente cuando se lo digo: no parece que el negocio de los tejidos artesanales esté para echar cohetes. Ni siquiera siendo la mejores entre las mejores; ni siquiera si, como es el caso, son las únicas que aún mantienen vivas, al menos a estos niveles, la tradición.

El último carpintero de ribera

Y del interior pasamos a la costa. El día amaneció nublado, pero en el tiempo que invertimos en dar un paseo en lancha por el río Eo (frontera natural entre Asturias y Galicia), despejó.

Ostras de Castropol

Seleccionando ostras en Castropol.

Martín González me recibe en su astillero de El Esquío. Es carpintero de ribera y pertenece a una familia con nombre propio: Los Pachos, creadores de los botes de vela latina, de los que ahora en activo solo queda él. También es el último representante de este oficio que queda en Asturias; la carpintería de ribera es una ocupación que, lamentablemente y sin remedio aparente, está desapareciendo.

El Esquio, Castropol

Me enseña su trabajo y puedo comprenderlo. Hacer una de sus embarcaciones de madera puede ocuparle tres meses, entre tallar el modelo, diseñar las plantilla, serrar la madera y no sé cuántas cosas más. Ahora lo que se lleva son las lanchas de fibra, aunque quienes entienden del tema saben que navegar en ellas no es lo mismo ni se puede comparar.

De vez en tanto todavía hay quién, por capricho o nostalgia, le hace algún encargo que él lleva a cabo con las mismas técnicas que aprendió de su padre, pero son los que menos, así que el trabajo de Martín se limita fundamentalmente a la reparación de antiguos pesqueros. Hasta que ya no queden barcos de madera que reparar.

Carpinteros de Castropol, Asturias

Tras visitar a mis tres anfitriones me queda claro que este tipo de oficios, sí se mantienen, no es por nada más que tradición familiar y, sobre todo, amor. Debe ser algo que se lleva muy dentro y de lo que cuesta desprenderse, como demuestra el hecho de que Pepe, tío de Martín ya retirado, todavía siga realizando un velero tras otro, hasta acumular decenas de ellos en su propia casa. A tamaño escala, no os vayáis a asustar.

Y si de viajar al pasado se trata, la noche la paso en la Casona Cantiga del Agüeira, en el pueblo de Pumares. Llamarlo pueblo es hacerle un favor, porque son cuatro casas contadas; un lugar en el que el paso del tiempo se ha detenido, o directamente nunca se atrevió a poner los relojes a funcionar.

hotel cantiga agueira pumares

Pumares, un lugar donde retirarse a no hacer nada y sentir la paz.

A veces me gustaría que fuera así: como antaño. Me cuesta no ponerme melancólica al comprobar que determinadas cosas se pierden inevitablemente, pero supongo que así ha sido siempre: sino viviríamos como en la época del Chao Samartín.

Por suerte, cuando el valor patrimonial de algo se reconoce, estamos un paso más cerca de conservarlo. Y quién no nos dice que un día, cansados de tanto progreso, se den vuelta las tornas y terminemos todos pescando en barcas de madera, tejiendo nuestros propios trapos y enfurtiéndolos en el batán. Cuanto menos, resulta divertido pensarlo.

La entrada El pasado de Asturias a través de sus oficios fue publicada primero en Trajinando por el mundo.


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